Galileo Galilei es uno de los juegos del autor novel Tomáš Holek, presentado el año pasado en la feria internacional Spiel y que próximamente llegará en español editado por Maldito Games.
Ficha Técnica
Personas: | 1 – 4 |
Duración: | 60 – 130 minutos |
Edad: | 12+ |
Complejidad: | Media |
Idioma: | Inglés/Español |
Género: | Eurogame |
Autoría: | Tomáš Holek |
Ilustración: | Michal Peichl |
Editorial: | Pink Troubadour y Maldito Games |
PVP: | 60€ |
¿Cómo se juega?
Opinión personal
Galileo Galilei es un juego de mesa de estilo eurogame en el que asumiremos el papel de un astrónomo que descubrirá nuevos planetas, encontrará sistemas estelares desconocidos, desarrollará su telescopio y hará avances científicos en los difíciles tiempos del oscurantismo.
Diseño y Componentes
Iniciaremos esta reseña hablando del diseño y los componentes del juego. Galileo Galilei tiene una buena producción sin llegar a tener nada de calidad premium. Destacaría por encima de todo, el troquel utilizado, que es un cartón más rígido y duro de lo que estamos acostumbrados normalmente. Los dados son bastante peculiares ya que no siguen el patrón habitual donde las caras opuestas suman 7. Están pensados y fabricados como contadores puros y esto, al principio, puede resultar un lío, aunque una vez cogido el truco, se agradece que el diseño sea así.
En cuanto al reglamento, la explicación está muy bien estructurada. Toda la información se encuentra fácilmente y bien ejemplificada sin dejar espacio a que surjan dudas durante la partida. Y en caso de que surjan, se resuelven rápidamente.
A nivel de simbología, sí tengo un par de anotaciones que me han producido ciertos dudas o errores durante la partida. Es el símbolo de mejora de un dado de un solo color, que hace referencia a todos los dados que tengas, y esto causa cierta confusión, ya que el símbolo multicolor es idéntico, pero hace referencia a un solo dado. Por otro lado, despedir a un Inquisidor (Inquisitor’s Farewell si tienes la versión en inglés) me ha generado alguna duda al no especificar que debe ser un inquisidor ubicado en la última casilla de su marcador.
Dos pequeños detalles que, si bien no aplastan la experiencia de la partida, pueden condicionar el flujo del juego si no se tienen claros y se comete algún error.
Mecánica
Galileo Galilei tiene diferentes mecánicas, pero destacaría dos por encima del resto: un rondel de acciones y un motor de dados.
Nuestro tablero personal es un telescopio, el cual iremos avanzando de una a tres casillas cada turno y siempre hacia adelante (si llegamos al final, volvemos al inicio). Un rondel de acciones donde una de las dos irá variando, ya que son unas fichas que movemos conforme las utilizamos. Una mecánica interesante y bastante original que me ha gustado, ya que nos aprieta conforme avanza la partida y estamos más apurados para hacer una acción determinada y no queremos ni podemos sacrificar ningún turno.
La otra mecánica principal es el motor de dados: como tal, no es una idea extremadamente original. Sí que tiene la gracia y el aliciente de que para conseguir mejores observaciones, tendremos que gastar dados de dos colores específicos y bastante mejorados si queremos mantenernos en la partida. Esta mezcla de colores es donde le encuentro la originalidad.
Si conocéis un poco el juego, echaréis en falta que no hable de la inquisición… Bueno, no sé en qué categoría mecánica poner el sistema que Holek ha implementado en esta inquisición que, si nos despistamos un poco, nos quemarán en la hoguera y nos tratarán de herejes. La idea es que, cada vez que sobornemos a algún inquisidor, tenemos que pagarle a la iglesia, y, al principio, puede ser durísimo sobrevivir a la cruda realidad y dejarnos un buen puñado de puntos. Ahora hablaré más sobre esta faceta del juego.
Experiencia
La experiencia que he tenido jugando a Galileo Galilei ha ido mejorando conforme he jugado más partidas. Es un juego, de primeras cruel, muy cruel. Nos enfrentaremos a una inquisición que no tendrá piedad y nos vaciará de puntos si no sabemos gestionarla correctamente y esto solo se consigue con experiencia.
El propio juego nos recompensa con nuevos inquisidores a medida que vamos realizando solo exploraciones a planetas o constelaciones y, por desgracia nuestra, el objetivo es persuadir a esos inquisidores que solo quieren vernos colgados. Los compases serán nuestros grandes aliados para remediar todo.
Utilizar los dados como recurso único y principal para mejorar nuestro tablero y obtener bonificaciones funciona muy bien. El juego aprieta y cada avance que hacemos implica descartar unos dados que nos han costado turnos y esfuerzos hacer y potenciar. Cada nueva partida que hago, optimizo y mejoro esta gestión, facilitándome así las cosas durante la partida.
Galileo Galilei es un juego que engaña. A simple vista no parece que el juego vaya a ser muy largo y no acabar (sabemos que acaba cuando no quedan cartas de descubrimiento en la baraja). Sin embargo, llega un punto de la partida en el que, el comentario que siempre suena en la mesa es «¿ya acaba la partida!?», entre pánico y alegría a partes iguales, según cómo tengáis a los inquisidores y los marcadores de la universidad.
Una experiencia que mejora cuanto menos personas juegan al juego por diferentes motivos:
- La partida es más corta y más ágil, sin tanto entre turno.
- Entran en juego más cartas de descubrimiento por persona. Es cierto que hay menos cartas en número, pero nos permite desarrollarnos más y explotar más el juego hasta el final.
- Como es bastante multisolitario y la poca interacción que tiene (normalmente) no nos pisa, no notaremos la falta de personas.
- El juego no varía entre jugar 2 o 4 más que unas casillas en el libro de las cometas. Por lo tanto, no nos perdemos ninguna faceta ni mecánica por ser pocos.
Todos estos motivos me llevan a afirmar que el juego funciona mejor a 2 (máximo 3) que a 4. Un caso similar al que pasa en Tea Garden.
Todo esto se complementa con un buen puñado de objetivos que tendremos que cumplir ya sea durante la partida o al final y que irán variando de una partida a otra. Si a esto le sumamos que las cartas de descubrimiento también cambian, no todas juegan siempre y que nuestra biblioteca nunca será igual, da el resultado de un juego con muchas posibilidades.
Si tuviera que destacar algún punto negativo del juego, podría decir que el mercado de cartas de descubrimiento no se renueva en ningún momento de la partida y eso hace que podamos llegar (que pasa a menudo) al final de la partida con cartas aún de nivel 1 en juego. Puede irnos bien para un último turno a la desesperada, pero estaría bien que se renovara de alguna manera y que esas cartas que nadie ha mostrado interés (o simplemente no se han resuelto) queden descartadas para dar lugar a otras mejores.
El balance final del juego es bastante positivo, y si bien es cierto que el juego tiene menos complejidad que Tea Garden o Seti (los otros dos juegos que ha hecho Tomáš Holek este año), no tiene nada que envidiar a sus hermanos pequeños. Si a todo esto le sumamos que los personajes incluidos en el juego tienen una faceta asimétrica que le da un toque de variedad, aún mejora más el global del juego.
En definitiva, Galileo Galilei es un eurogame de corte familiar plus que nos pedirá partidas hasta dominarlo bien. Un juego que se disfruta más a 2 que a 4 y que aporta ese aire de mecánicas nuevas sin inventar nada nuevo que tienen los juegos de Tomáš Holek. Aquí encontraréis un juego muy sólido y bien acabado, con un abanico de posibilidades mucho más alto de lo que aparenta en un principio y que gracias a su variabilidad en objetivos y cartas de descubrimiento, disfrutaremos de partidas con grandes sensaciones y estrategias bien opuestas.
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